Fomentar las habilidades sociales y la autonomía en estas etapas, tiene grandes ventajas.

¿Sabéis que desde el nacimiento un bebé puede relacionarse socialmente?

Este potencial puede convertirse en una capacidad del bebé siempre que haya con quién establecer un lazo un vínculo o comunicación. Es por eso que es tan importante que los niños y niñas no crezcan en soledad: obviamente, la compañía de su padre y madre y demás familiares,  es fundamental, pero además es muy recomendable la compañía de otros bebés o niñ@s de su edad. Y las escuelas infantiles, en nuestra sociedad juegan ese papel tan importante.

Estas relaciones permiten desarrollar una base de salud mental traducida por un lado en el apego con sus padre o madre, pero también con las personas responsables de su cuidado (otros mayores, educadores…). Este apego les proporciona SEGURIDAD. La posibilidad de contar con alguien que les ayude en momentos de necesidad es algo que desde los primeros meses fomenta la autoestima, una base que les sirve para intentar dar sus primeros pasitos en la autonomía.

Habíamos mencionado anteriormente en nuestro blog las necesidades en los siguientes meses de ir validando e identificando las emociones de los niños y niñas: esto les permite por un lado conocer que no es una sensación “rara” o que deben “evitar” sino que es totalmente natural tener esas necesidades, que es necesario conocer sus orígenes y expresarlas de forma sana (también por parte de los adultos).

Las relaciones sociales también son un eje importantísimo a nivel del desarrollo emocional: La suma de experiencias satisfactorias previas les permitirá tener una expectativa positiva de posibles experiencias sociales y en ese sentido serán niñ@s más abiert@s y positiv@s ante situaciones como primeros días de clase, juegos en áreas comunes, etc…

En resumen: algunas de las actitudes que podemos tener hacia los niños y niñas de 0 a 3 años que permiten su óptimo desarrollo emocional serían la empatía, el cariño y respeto, ofrecer apoyo a sus necesidades básicas, ayudar a identificar emociones y gestionarlas. Igualmente, fomentar su autonomía y hacerles entender que cuentan con nosotros por si necesitasen algo. Y por supuesto, y ahí jugamos un papel imprescindible, ofrecerles situaciones de socialización con iguales, que al final es una de las cosas más bonitas de asistir a una escuela infantil y en Muñecos, estamos muy concienciados de esta realidad.