Durante el período de educación preescolar es normal que escuchéis las palabras motricidad o psicomotricidad, acompañadas de las palabras “fina” o “gruesa”.

Hoy hablaremos de la motricidad gruesa, ya que ese esencial para el desarrollo de los peques desde las primeras semanas de su nacimiento.

La motricidad gruesa implica la capacidad motora del cuerpo del niño/a en lo que respecta a los brazos, piernas, cuello, abdomen o espalda. Ejercitarla es de vital importancia, ya que es la base para los movimientos básicos que queremos que tengan en los primeros meses de vida: gatear, voltearse, mantenerse erguido/a o en equilibro e incorporarse se logran y en sí son de ejercicios de motricidad gruesa.

También son esenciales estos ejercicios para el descubrimiento del entorno. Pronto el bebé comenzará a gatear y descubrir cosas, oteando el medio que le rodea con su mirada, lo que implica una coordinación de sus ojitos con el resto del cuerpo muy importante.

Estos ejercicios y movimientos también les proporcionan los primeros pasos hacia su autonomía, con lo que, ejercitando su motricidad gruesa, ayudaremos a los peques a dar pasos en ganar seguridad y autoestima.

Ejercicios de motricidad gruesa

Palmas:
La canción “palmas palmitas” es muy habitual en la escuela y es una forma muy buena de practicar la coordinación ocular con sus bracitos, ya que les estamos motivando a hacer sonidos con sus manos, pero para ello deben sincronizar sus movimientos. Además aprenden también la “causa-efecto” de chocar sus manos con el sonido resultante.

Gatear en busca de objetos:
Es sin duda una actitud natural del bebé. Los padres podéis colocar objetos que llamen su atención o ponerse a un metro o dos de distancia y llamarles con señales auditivas o visuales para motivarles.

Para los más mayores, se puede hacer un circuito de obstáculos donde podéis, o bien poner pegatinas para que los niños/as sigan las indicaciones en el suelo con las manos y/o los pies, o bien poniendo obstáculos que deben sortear en su recorrido.

Pintura con manos y pies:
La mezcla de la textura de la pintura en la piel, así como el estímulo cromático en su vista representa un gran ejercicio para motricidad gruesa. Podéis usar grandes láminas de papel y pinturas adecuadas para estas edades… no olvidéis colocarles un delantal o baby para que puedan pintar a gusto sin mancharse demasiado.

Ejercicios frente al espejo:
Mirarse cuando son tan pequeños y poder empezar a reconocerse representa un gran descubrimiento y un ejercicio muy positivo para ellos a nivel de coordinación ocular. Para fomentar esto, podéis poneros a su lado y hacer movimientos con los brazos e intentar que los repitan ante el espejo, levantando ambos brazos y moviéndolos.

Bolos:
Ya un poco más mayores, cuando puedan andar, se les puede poner un juego de bolos, con lo cual les ayudamos a practicar puntería. Con esto, además de los movimientos de sus brazos y piernas, ayudamos a que desarrollen su orientación espacial.